La Canalla: Pura emoción por el arte trasladada a prendas de vestir

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La energía emana por los poros de esta pareja de hermanos que en otoño cumplen 20 años al frente de La Canalla. Una de las marcas de ropa seguramente más canallas del panorama gallego, pues a sus diseños no les falta atrevimiento, originalidad y sobre todo reivindicación.

Patricia y Fran Soto son los creadores de la marca de moda sostenible ‘La Canalla’ que en otoño cumplirá 20 años.

ROPA QUE HABLA
Reivindican una moda a medida que se adapte a la diversidad de los cuerpos de mujer, apuestan también por la sostenibilidad y están en contra de los cánones establecidos y las tendencias repetitivas. “La ropa cumple dos objetivos. Por una parte la vestimos por la necesidad de cubrirnos ante las inclemencias meteorológicas, pero por otra parte con la ropa también nos comunicamos, es una forma de expresión más”, explican los hermanos Soto y agregan que “este concepto está cada vez más diluido, la moda es resultado de lo que pasa en la sociedad”. En una sociedad en la que impera el Fast Fashion es complicado encontrar estilismos con personalidad propia. Pero explorando nos topamos con proyectos como el de estos dos vigueses, que trabajan a medida: “no nos gusta que la talla aleje a alguien de una marca, en este caso la nuestra. Un pantalón sienta bien si el patrón está bien hecho”, aseguran.

“TENEMOS POCO DE EMPRESARIOS”
Patricia, que tiene estudios en diseño de moda, y Fran, licenciado en filología inglesa, disfrutan desde jóvenes trabajando juntos, haciendo cosas de manera artesanal. La Canalla comenzó creando el vestuario para obras de teatro, las nociones en diseño de Patricia se complementaban bien con los estudios en filología de Fran, que hacía un análisis en profundidad de la obra para saber cómo caracterizar a los personajes. Aunque nunca han abandonado esta labor y han trabajado para reconocidas compañías como La Fura Dels Baus, poco a poco fueron evolucionando hacia una moda de vestir. Eso sí, su público es tan diverso como sus creaciones. “Tenemos clientes de los 17 a los 87 años, el único denominador común que tienen es la emocionalidad por la ropa”, señalan. Admiten que el grosso de sus clientes se mueve entre los 30 y 40 años porque son también los que tienen la capacidad adquisitiva para permitírselo, aunque como explican “al inicio éramos más caros de lo que somos ahora”. Sus prendas en colección oscilan de los 30 a los 150/200€, un precio que muchas veces se queda por debajo de lo real si valoran las horas de dedicación que les ha llevado hacerlos, pero como ellos mismos apuntan “somos más emocionales que empresarios”. Y la emoción es algo que no dejas de palpar desde que entras en su taller. Los Soto se desviven por lo que hacen y esa pasión la trasmiten a través de sus creaciones, su espacio de trabajo y su forma de hablar.
Durante varios años regentaron una tienda de La Canalla en el centro de Vigo, pero hace unos años que la cerraron y desde entonces trabajan en un estudio atelier en el que reciben a sus clientes. Para no perder el contacto con el público participan en numerosas ferias y eventos relacionados con la moda y el arte. Hoy en día trabajan principalmente a través de tres vías:
• Van creando todo el tiempo su propia colección en la que no existen temporadas, se trata de una moda atemporal que venden a través de Fairchanges.
• Hacen encargos a medida: proponen tejidos, preguntan las inquietudes al cliente, se fijan en los diseñadores que le gustan.
• Rescate: Consiste en contemporaneizar prendas que les trae la gente.

En el taller de la Canalla, situado en una céntrica calle de Vigo, dan rienda suelta a su imaginación y atienden a sus clientes.
En el taller de la Canalla, situado en una céntrica calle de Vigo, dan rienda suelta a su imaginación y atienden a sus clientes.

EN LOS GENES
La Canalla ha ido evolucionando al tiempo que ellos han ido creciendo: “es un proyecto de vida desde el inicio, no es un proyecto empresarial. Se trata de vivir con lo que te hace feliz”. Ambos tienen claro que su madre, María, ha jugado un papel fundamental en lo que es la Canalla hoy en día. “Desde pequeñitos nos ponía con ella a ayudarla a calcetar, coser… lo que hiciera falta. Hemos entendido la costura desde el concepto de juego no como un trabajo y eso ha sido fundamental”. Por otra parte, su padre era tapicero y de él han heredado el amor por las telas y su creatividad. A sus 84 años, María todavía continúa ayudándoles en el taller, los hermanos señalan que si algo les fascina de su madre es que a su edad conserve la capacidad para sorprenderse.

Por: Tamara Novoa