Organic Cottons Colours fue una de las primeras empresas en apostar por la moda sostenible en nuestro país. Ahora, además de marca son proveedores de tejido e hilo. El algodón y su proyecto social en Brasil son sus pilares. Acaban de lanzar OCC Market, una plataforma que une a pequeños diseñadores para que puedan adquirir tejidos orgánicos a precios competitivos. Hablamos con Santi Mallorquí, CEO de Organic Cotton Colours, que acaba de recibir el premio BioCultura.
¿Qué momento está viviendo el sector de la moda sostenible en España?
Nosotros tenemos dos visiones, una como marca y otra como proveedor. Es sano que no deje de salir trabajo como proveedor porque eso significa que van a salir cosas nuevas al mercado. Estamos en un momento de mucho crecimiento, hemos igualado la facturación del año pasado en los primeros tres meses de este año. Es muy bonito ver que hay creatividad y ganas por hacer cosas. Otro tema es saber si estos proyectos van a funcionar y cómo se van a posicionar en el mercado, que no es fácil.
Como marca nosotros tenemos un cliente muy exigente, busca algo muy puro y específico y hay pocas marcas que hagan esto, por no decir casi ninguna. Estamos incrementando ventas, pero no en la medida de como proveedores.
¿Ves entonces que hay mayor crecimiento de emprendedores que quieren apostar por montar una marca de moda sostenible y no un crecimiento tan grande entre los compradores?
Una persona que empieza ahora en el mundo de la moda tiene que pensar así, no hay otra manera. Si quieres introducirte en un sector tienes que vislumbrar que es lo que va a venir, porque sino ya estás atrasado. Ahora bien, hay que separar entre los que saben lo que esto significa y los que piensan que esto es una tendencia y esperan continuar ofreciendo moda al mismo precio.
¿Hay confusión?
Hay muchas marcas que aún se piensan que el futuro inmediato es producir en base a reciclar plásticos. Pero el plástico reciclado es plástico que genera microplásticos en mayor medida que el plástico puro. Contribuyen a que el consumidor piense que por tratarse de plástico que viene de los océanos no le va a hacer daño al planeta.
Ellos argumentan que es plástico que ya se ha producido y el reciclarlo es una forma de volverlo a meter en la cadena de manera que no se convierta en un residuo.
Hay mucha gente que cree que los coches eléctricos son muy verdes, tienen una parte que sí, pero otra no. Hoy en día ya se sabe que los coches eléctricos no van a representar el futuro de la movilidad. El caso del plástico es parecido. Hay marcas que utilizan plástico reciclado porque les sale al mismo precio que producir en convencional, pero esto les permite decir que son verdes. Es el negocio perfecto porque al mismo precio, consiguen ser verdes.
También hay quien arguye que vestir plástico no es saludable.
No estamos consumiendo orgánico solo por el Planeta o solo por la cadena de producción, que también, la salud del destinatario final no se está teniendo en cuenta. Parece que no nos afecte la ropa. Sí lo que comemos, sí la cosmética, pero la ropa no… Nuestra empresa se basa en primera instancia en hacer algo bueno para el consumidor final.
¿Hay algún estudio que explique las consecuencias que puede tener el vestir plásticos?
Comienza a haber estudios. Sobre todo, en ropa deportiva, de como actúan las prendas hechas con plástico con el sudor sobre nuestra piel. Lo primero que tenemos que hacer es cambiar la legislación para prohibir utilizar tanto plástico, pero tenemos que dar alternativas reales para poder substituir este plástico. La filosofía de Ecoembes de consume plástico que nosotros lo reciclamos no sirve.
Lo difícil es que el mensaje llegue a la gente que activamente no lo busca, ya que el mensaje que le está llegando es el de las grandes cadenas.
Si tu te compras un artículo que supuestamente es verde en una gran marca y lo has hecho porque es verde, vas a comentar con tus allegados qué ha motivado tu compra. Cuando hagas esto alguien te va a salir al debate. Si lo hubieras comprado, aunque no fuesa verde, significa que eres un cliente que aún está verde y tiene que hacer su camino, como todo el mundo.
¿Cómo ves tú la situación de España en comparación con otros países?
Está claro que Europa nos lleva ventaja. Las nuevas generaciones están muy por encima de las leyes reales que tenemos en este país. En países del norte se rebaja impuestos a aquellos que reciclan correctamente y aquí estamos con Ecoembes que no hace su trabajo.
¿Vendéis fuera de España?
Vendemos el 55% a otros países. En Ámsterdam, Bélgica, Alemania tenemos representantes. Como marca no hemos potenciado la exportación de nuestros artículos a través de tiendas, pero sí que vendemos online al usuario final. La realidad es que vendemos más en España que en Cataluña y más fuera que en España.
Sois pioneros haciendo moda sostenible.
Hace 25 años la moda sostenible no era tendencia. Hoy en día eso está cambiando y eso nos está dando un auge importante. No obstante, nunca perderemos de vista quién nos compró desde el inicio. Y eran personas que fisiológicamente necesitaban estos tejidos puros. Esta gente no solo sigue existiendo, sino que aumenta. Cada vez hay más casos de psoriasis, alergias de piel, dermatitis, electro sensibilidad…
¿Cómo nació Organic Cotton Colours?
Angel Sainz empezó el proyecto en el 92, yo cogí sus frutos hace 8 años intentando seguir la misma filosofía.
¿Cómo llegaste tú a Organic Cotton Colours?
Tenía un blog para divulgar ecotendencia que se llamaba cooliflower. Quise vender camisetas a través de ese blog y eso me dio pie a conocer a Ángel y a Organic Cotton Colours y a producir estas camisetas con él. Pasé a estar 3 años con él. Ángel no veía continuidad en lo que había hecho y yo encontré la horma del zapato que me faltaba para dedicarme en cuerpo y alma a esta causa en un sector que desconocía. Yo no vengo del sector textil y por lo tanto ha sido muy motivador. Cuando llegas a un sector nuevo es bueno porque no tienes ciertos prejuicios para cambiar las cosas y es lo que hemos hecho. Dando facilidades para que junto con otras marcas se produzca un cambio.
Cultiváis el algodón en Brasil.
Sí, solo admitimos cultivos familiares, que tengan los cultivos en propiedad que estos cultivos no excedan una hectárea, no queremos grandes agricultores y solo aceptamos agricultores que cultiven de manera agroecológica. Es decir, que planten alimentos además de algodón en esta hectárea en propiedad.
¿Y cómo lo controláis?
Estando en el terreno. Tenemos una filial creada allí, hay una persona que se encarga de hacer toda la comunicación con los agricultores. Estamos en contacto con distintas asociaciones y grupos de agricultores en tres estados.
Nosotros no solo compramos algodón, sino que contratamos agricultores. Una vez forman parte del proyecto es infinita la relación que establecemos con ellos. Es decir, nosotros nos comprometemos a comprar todo el algodón que puedan producir cada año a un precio pactado.
¿Y si no consiguieseis darle salida a todo ese algodón?
Podemos hacer esto porque tenemos otro origen de algodón que es Turquía. El trabajo es nuestro de nunca exceder nuestras necesidades para que no nos salga por las orejas. Tenemos una propia bolsa interna que fluctúan los precios, nosotros no vamos a estar dispuestos a vender hilo a un precio muy bajo cuando tenemos demanda para vender tejidos o prendas acabadas. Pero si tenemos mucho algodón abrimos y bajamos los precios del hilo. Al final es el natural thinking. Solo podemos obtener algodón una vez al año y nunca sabemos cuánto porque depende de la lluvia. En función de eso le damos salida y priorizamos: Primero nuestra propia marca, luego producir para otros, después crear tejidos y en última instancia hilos.
“OCC Market es una plataforma que permite a pequeños diseñadores comprar un metro de tela a precios competitivos”
¿Qué es OCC Market?
Una plataforma digital orientada a diseñadores independientes. Todas las pequeñas marcas tienen los mismos problemas. El primero es encontrar tejidos orgánicos y el segundo el precio que tienen que pagar por estos tejidos. Esta plataforma lee los deseos de esta gente para convertirlos en propuestas. Cuando la propuesta recibe el suficiente apoyo de distintos usuarios producimos el tejido que necesitan. Al hacer esto, nosotros podemos ofrecer unos precios muy competitivos. De manera que puedan pedir un metro a un precio tan competitivo como el de una gran marca que compra 400.
Vosotros que sois productores de fibra e hilo, ¿alguna gran marca se puso en contacto con vosotros?
Muchas. Pero también he cogido experiencia y ya no me hace tanta ilusión. Nuestra realidad está tan distante de la suya en términos como condiciones de pago, cantidades, disponibilidad, filosofía de trabajo y necesidades son muy diferentes… Es preferible crecer de una manera orgánica, creo que hay vivir más tranquilos y saborear la evolución de la empresa en consonancia con su filosofía.
Ahora que las grandes marcas también se suman a lo eco. ¿Cómo diferenciaros?
La gran disyuntiva que encuentran las pequeñas empresas es que tiene que invertir dinero en dar información que no mejora el artículo que ofrecen. OCC Guarantee (Turquía) tiene la certificación GOTS que OCC Esentials (Brasil) no. Adquirir esta certificación supondría un extracoste sobre el coste que tiene, que ya es más elevado, y lo haría todavía más inaccesible. Sinceramente, quien no se crea lo que estamos haciendo en Brasil que compre lo de Turquía. Yo si tengo que aconsejar en términos de impacto social y medioambiental aconsejaría Brasil, tenemos unos términos mucho más elevados de lo que exige GOTS. Es por eso que creamos nuestra propia certificación.
“No creo que se audite igual a una industria textil de Japón, España o Portugal que a una de China, Pakistán o India”
¿Pero no crees que para el consumidor es difícil diferenciar al haber tantos certificados?
No hay legislación mundial del cultivo y procesamiento de los cultivos de tejidos como sí que hay en el sector de la alimentación. El textil no funciona así, tenemos un montón de certificaciones. Lo que puedo sugerir al cliente es que rasque un poco. Trate de inmiscuirse un poco en la filosofía de la empresa, conocer qué hacen… y luego valorar si le merece la pena o no. Lo fácil es ir al tienes o no tienes sello. Pero la realidad es que yo he estado en India y en muchos países que tienen sello y lo que he visto detrás no me ha gustado. No creo que se valore igual el sello si auditas a una empresa en Japón en España o en Portugal que si lo haces en China en Pakistán o en India…