Entrevista a Esme Pueyo, la diseñadora valenciana afincada en India que trabaja para mejorar las condiciones laborales de las mujeres a través de proyectos de cooperación basados en el textil.
Después de formarse en moda en España y Reino Unido, Esme Pueyo se mudó a India en 2018 fascinada por su carácter exótico e intrigada por conocer cómo se produce la ropa que vestimos. Un año más tarde, ha tejido una red de artesanos del textil en el país con los que lleva a cabo proyectos de moda ética en colaboración con ONG. Ofrece a empresarios españoles la posibilidad de producir sus textiles en India de forma respetuosa con los trabajadores, buscando la integración laboral de las mujeres y ofreciendo condiciones y salarios dignos.
¿En qué momento decides cambiar Londres por Bombay?
Siempre tuve curiosidad por saber qué hay detrás de la ropa que consumimos. Aunque la verdad está tan sólo a un documental de distancia, quería ver por mí misma cómo es la producción textil y la vida en un país en vías de desarrollo. Saber si es tan crudo como lo pintan y cuáles son los prejuicios que tenemos en occidente.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de India?
En una cultura tan distinta que todo lo cotidiano se vuelve único: el papeleo, los alquileres “no aptos para chicas solteras”, buscar trabajo, reunirte con las ONG, ir al médico… Aunque sin duda lo más chocante siguen siendo los contrastes entre las clases sociales. Bombay es un icono del contraste entre la clase obrera y la gente más pudiente del país. Más allá de lo estrafalario de encontrar en la misma ciudad la casa más cara del mundo y el slum más grande de Asia, la disparidad es palpable en el día a día. La diferencia de precios entre el estilo de vida occidental y el local es muy grande. Generalmente uno ya sabe que si está pagando de más, es que no es ni natural, ni local.
¿Qué es para ti la moda ética?
Más que moda ética -centrada en la producción justa y una remuneración pactada por ambas partes-, considero que hago moda para el desarrollo.Estoy estudiando un máster de cooperación para el desarrollo para comprender cómo el desarrollo sostenible en la moda puede estar vinculado directamente con el empoderamiento de la mujer y quiero acabar con la desigualdad social a través de la moda.
¿Cómo es el trabajo con los talleres indios?
Trabajo con ONG en distintos estadios de formación. Mientras que algunas se han profesionalizado lo suficiente como para trabajar en la exportación de ropa de comercio justo, otras han llegado tan sólo al punto de abrir su propia boutique local con accesorios y moda India. Yo ahora mismo estoy estudiando para conseguir que las ONGs que están trabajando en el empoderamiento de la mujer a través de la educación lleguen también a abrir sus propios centros de costura. Es un largo camino, porque es importante saber distinguir entre empoderamiento, comercio justo y, por supuesto, mano de obra barata.
¿Con que ONGs estás trabajando actualmente?
Estoy en contacto con Sambhali Trust en Jodhpur, Praveen Lata en Jaipur y también colaboro como diseñadora con Sonrisas de Bombay. Siempre que tengo un hueco también me muevo para conocer gente nueva, como Creative Handicrafts y Diseño para el Desarrollo, porque para mí es muy importante entender qué hace un proyecto con perspectiva de género exitoso.
¿Es sencilla la tarea de intermediar entre los diseñadores de fuera y los talleres de la India?
En España siempre tuve la impresión de que la gente sólo quiere hablar de negocios y de dinero, es muy difícil empezar algo desde cero. Sin embargo aquí me encuentro que empresas, fundaciones y organizaciones están contentos de recibirme e incluso acogerme durante días para discutir cómo podemos trabajar juntos. Viniendo de tan lejos y siendo que muchas veces me adentro en terrenos desconocidos (profesionalmente) que te traten tan bien es muy motivador y gratificante.
¿Todavía existe cierta desconfianza hacia los talleres en la India?
Más que desconfianza existe desconocimiento total sobre la situación de los trabajadores. Yo trabajo mucho en que la gente que empiece un proyecto con nosotras entienda que trabajamos con ellos y no para ellos. Estas mujeres tienen, literalmente, mejores cosas que hacer. Han de llevar su casa y si quisiesen trabajar por dinero podrían hacerlo como cocineras o sirvientas. Si eligen ir cada día a los centros de formación es porque aspiran a algo mejor para ellas y sus hijos, no únicamente una transacción económica. Para mí es muy importante que cada proyecto realizado con una ONG sea responsable de su formación profesional y también que cree un impacto positivo, ya sea estableciendo un vínculo entre las mujeres de la comunidad o desarrollando sus habilidades creativas.
¿Ves tu propuesta como una solución a las dificultades de muchos diseñadores de fuera para encontrar fibras naturales?
En India existe mucha fibra natural y totalmente orgánica. El problema está en distribuirla a Europa como tal, ya que los granjeros no pueden costearse la carísima certificación ni la infraestructura que se demanda. Sería genial poder encontrar un punto intermedio en el que existiese una inversión internacional en India para el incremento de estas prácticas orgánicas de las que pudiésemos beneficiarnos todos, pero no será un camino fácil.