Que también podría titularse: “No te fíes del algodón orgánico y mejor compra poliéster reciclado o algodón certificado BCI”.Un artículo publicado en abril del 2021, bajo el título “La Trampa del Algodón Orgánico” https://www.modaes.es/entorno/la-trampa-del-algodon-organico.html, cuestiona la producción de algodón orgánico, o ecológico, su certificación, y a la organización para la normalización de los textiles ecológicos más conocida (GOTS: Global Organic Textile Standard). Nuria Alonso nos propone una respuesta.
Todo se puede criticar y cuestionar, y es cierto que quizás no se pudiera producir tanto algodón ecológico en el mundo en estos momentos si a todos los consumidores nos diera por exigir exclusivamente algodón ecológico en nuestras prendas de vestir. Todas las opciones para producir y consumir de un modo más sostenible, que sea mejor para el medio ambiente y para las personas que trabajan en el sector, son interesantes. Lo que no se puede es tergiversar la información. Llamando a las cosas por su nombre y describiendo lo que son realmente, no hay problema, se puede hablar de todo. En este artículo tratamos de traer un poco de luz para ayudar a comprender este tema tan complejo, contestando al texto sobre la supuesta trampa del algodón ecológico…
Ya sabemos cómo funciona el negocio textil de las grandes cadenas presentes en todo el mundo con miles de tiendas y toneladas de ropa barata que se pasa de moda en dos días y hay que reponerla inmediatamente por más ropa parecida.
Las grandes marcas, que son las responsables de los bajos precios a los productores, del trabajo esclavo en el campo y el trabajo de mala calidad y mal pagado para los trabajadores de toda la cadena de producción, desde la fábrica hasta los que trabajan en las tiendas, son también los responsables de fomentar el consumo loco y la cultura del usar y tirar productos baratos, lo que provoca una demanda desbocada.
LOS TRAMPOSOS
Estos mismos principios de gran oferta y bajos precios se aplican ahora a las prendas de algodón ecológico, muy populares últimamente en las principales cadenas, y esta gran demanda lógicamente puede producir problemas de suministro y puede despertar el interés de los tramposos. Que no es que el sector del algodón ecológico y sus certificaciones sean tramposos por definición, sino que puede haber gente tramposa que trate de aprovecharse de la situación. Muy distinto. El artículo “La Trampa de Algodón Orgánico” es intencionada. Trata de crear un estado de opinión en contra del algodón ecológico y de su certificación. Por otra parte, las alternativas que ofrecen no son opciones que haya que elegir en lugar de comprar prendas de algodón cultivado como ecológico, sino que son otras acciones que se pueden tomar al mismo tiempo, como la de reciclar (se puede producir ecológico y al mismo tiempo reciclar prendas o telas ya producidas).
También habla de la trazabilidad del ADN, que no es una opción, es una herramienta para probar la autenticidad del algodón ecológico; y luego está lo de las producciones “sostenibles” que comento en detalle al final de este texto.
LAS GRANDES MARCAS
Creo de verdad que a quien habría que controlar es a las grandes marcas. Sin ellas, o con ellas, pero si enfocaran el uso del algodón orgánico de modo más moderado, habría un crecimiento más lento de la demanda, más sostenible en el tiempo, y habría mucho menos fraude.
Pasó hace años algo así con las bayas de goji, que de repente tuvieron una demanda brutal: pues hubo mucho fraude con las bayas de goji ecológicas. Tanto que la certificadora Ceres anunció en aquellos días que dejaba de certificar goji en China porque se veía incapaz de controlar el fraude. No nos olvidemos de que la certificación ecológica es el único modo de saber que el algodón no es OGM, que se ha producido sin pesticidas ni abonos químicos ni herbicidas, y que en el proceso de fabricación de los textiles no se han utilizado químicos tóxicos par los trabajadores y el medio ambiente.
ALGUNAS AFIRMACIONS QUE LLAMAN LA ATENCIÓN EN EL ARTÍCULO:
1.A diferencia de otras estrategias más sofisticadas (como close the loop o reciclaje) el cliente entiende rápidamente que esta materia prima es mejor.
No tiene nada que ver: se puede producir textiles ecológicos y también reciclar, no hay que elegir entre una cosa o la otra
2. Noticias sobre otro escándalo que afectaba directamente al algodón: las acusaciones de explotación en la región china de Xinjiang, donde la minoría uigur trabaja en condiciones forzadas en las plantaciones de algodón…
He buscado noticias sobre este asunto en internet, noticias en español y en inglés. Hay bastantes referencias, pero en ninguna de ellas se menciona que este algodón del trabajo esclavo que se denuncia fuera algodón ecológico. De hecho, en este artículo tampoco dice que estas prácticas se dieran en plantaciones de algodón ecológico, pero al sacar el tema bajo un título de artículo… “La trampa del algodón orgánico”, incita a pensar que se refiere al algodón orgánico. Por otra parte, hay que saber que GOTS incluye criterios sociales en sus estándares:
*Social: The Standard sets requirements concerning working and social conditions that are equivalent to those of leading social sustainability standards. GOTS social criteria, based on the key norms of the International Labour Organisation (ILO), United Nations Guiding Principles on Business and Human Rights (UNGPs) and Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), must be met by all processors, manufacturers and traders. They must have a social compliance management system, with defined elements in place to ensure that the social criteria are met.
3. Sobre GOTs (que se escribe en mayúsculas, porque son unas siglas, no Gots como escriben todo el rato en el artículo) y la acusación que contiene el artículo sobre un fraude masivo de algodón no ecológico vendido como tal en India: la organización acometió una auditoría que reveló que más de 20.000 toneladas métricas de algodón en India habían sido certificadas como orgánico sin serlo, creando códigos QR falsos que dirigían a una web clonada de la autoridad india para la exportación de artículos agrícolas (Apeda), cuyos certificados son admitidos por Gots.
GOTS explica este caso de fraude en su página web: se trata de un fraude producido por unos delincuentes, que fueron descubiertos; no de una especie de chanchullo de las certificadoras, que parece que es lo que se sugiere en el artículo. El fraude no se produjo en el proceso de certificación de la fabricación del producto, sino en los documentos de exportación, que son algo similar al certificado de transacción que se pide en la UE para la importación de productos agrícolas ecológicos.
4. Hablando sobre GOTS, el artículo dice: “apunta un ejecutivo del sector: este estándar evalúa el proceso, pero no llega a la granja”.
Pues claro que no llega a la granja; GOTS empieza en el primer paso del procesamiento, una vez el algodón se ha cosechado. En la tierra, como cultivo que es, el algodón ecológico está certificado según las normas de producción ecológica: el Reglamento UE, el NPOP en La India, o el que corresponda, y el primer requisito de la certificación GOTS es pedir el certificado de la producción agrícola del algodón. De todos modos, los que han escrito este artículo se ve que no están muy duchos en temas de certificaciones, porque escriben mal los nombres de la mayoría de las certificadoras que mencionan: Control Union, Bio Inspecta, Ccpb, Ceres, Eccocert, Etko, GCL International y USB…
Aclaremos un aspecto importante antes de seguir: GOTS es la entidad que ha escrito la Norma GOTS para producción de textiles ecológicos, y se encarga de la difusión y promoción de este sistema de producción. La certificación no la hace GOTS, sino que se encargan entidades de certificación profesionales y acreditadas, que han sido aprobadas por GOTS para certificar según su Norma. Algunas de las más antiguas y más conocidas certificadoras de la producción ecológica certifican según GOTS…
5. Críticas a las certificadoras y sus costes: “Por cada certificado, una pyme, que son mayoría en la industria de la moda, paga entre 2.000 euros y 5.000 euros al año, además de una cuota anual que varía según las fábricas analizadas y el tipo de auditoría que requiere el certificado.De media, sólo lo que se paga por los certificados de Gots (sin contar las cuotas) generaría unos ingresos de entre veinte millones y cincuenta millones de euros para las certificadoras”.
Habría que pedir presupuesto a cada certificadora para rebatir estas cifras, pero los números me suenan exagerados. El coste de la certificación varía mucho caso por caso y además, en los que se refieren a importaciones de países terceros, muchas veces el que lo paga es el importador, al menos al principio, porque si quiere un producto y el productor local no lo puede pagar, se la paga para poder tener ese producto que le interesa. Por otra parte, sobre ganancias de las certificadoras, Control Union o Ecocert ganan mucho más dinero que las pequeñas certificadoras, desde luego, pero la certificación no es un negociazo, y menos la de productos ecológicos, que es compleja y necesita personal especializado y una acreditación cara. ¡No es el negocio donde invertiría el dueño de Amazon para ganar más dinero rápidamente!
CUESTIONANDO LO ECOLÓGICO
Luego dice que si no se pagaran a las certificadoras habría no sé cuánto dinero de más disponible, pero ¿disponible para hacer qué? El artículo comenta lo difícil que es controlar la trazabilidad de la producción, el mucho fraude que hay, y al mismo tiempo dice que sobran las certificadoras, que son las que llevan a cabo el control de la trazabilidad y tratan de evitar el fraude. Se certifica de todo en este mundo, tornillos, barcos, sistemas de calidad… Casi todos los productos que salen al mercado están certificados de una manera u otra; y nadie se mete con esto. Lo que se cuestiona siempre es la certificación de productos ecológicos, y al supuesto gran negocio que esto supone. ¿Es por desconocimiento sobre lo complicado y costoso que es ofrecer un servicio de certificación para estos productos o porque hay algún interés detrás? Podemos estar seguros de que la Norma y certificaciones GOTS tiene fundamentos sólidos, creados por los que saben lo que es la producción ecológica y en manos de certificadoras asentadas en la producción ecológica desde hace décadas.
6. La solución
·Reciclar (algodón o poliéster): sí, ya lo he comentado, muy buena idea, no incompatible en absoluto con la producción ecológica de textiles.
·El Better Cotton Initiative- BCI (u otras iniciativas que se refieren a la “producción sostenible”) BCI es una entidad dedicada a la promoción de cultivos sostenibles de algodón en entornos socialmente responsables, más respetuosos con el medio ambiente y económicamente sostenible, pero no orgánico stricto sensu. El objetivo de la plataforma era que para finales de 2020 cinco millones de agricultores, el equivalente al 30% de la producción mundial, hubieran hecho la transición.
Por cada kilo de fibra de algodón vendido por los desmotadores que participan en el programa, los miembros de BCI (que van desde hiladores a comerciantes) obtienen una Unidad Atribuida de algodón Better Cotton (Bccu). Después del desmote, BCI utiliza un sistema de balance de masa para validar la cadena de custodia en el que los proveedores sólo deben registrar el volumen de sus compras y ventas en relación al algodón Better Cotton, pero no tienen que segregarlo físicamente.
Aquí he puesto la letra en cursiva, que se le había quitado, porque es cita literal del artículo que estoy comentando.
DEFINE “SOSTENIBLE”
Todo lo que sean iniciativas para eliminar tóxicos de la cadena de producción, mejorar las condiciones de trabajo y ofrecer productos más sanos a precios razonables a los consumidores, es interesante conocerlo. Puede haber más ideas además de lo que conocemos como “ecológico”, de acuerdo. El problema es si estos términos se utilizan para blanquear sistemas de producción más baratos y más fáciles, que benefician sobre todo a los grandes. Con la gran ventaja de que el consumidor lo percibe como algo positivo sin saber exactamente la diferencia entre esto y el algodón orgánico. Si se define y se explica bien lo que cada cosa para que la gente pueda elegir, pues bien; cuantas más opciones, mejor, pero no suele ser este el caso.
Este artículo dice que la producción ecológica, que está reglamentada desde la semilla hasta el último botón de la prenda, y certificada por entidades acreditadas que tienen que demostrar su calidad e independencia, no es fiable. Al mismo tiempo, lo que ofrecen como mejor alternativa es algo que suena bonito, pero no se concreta lo que es, se define con el ambiguo término de “sostenible” y, además, está basado en el “balance de masas”. Ahora os explico lo que es esto: Ya existen en alimentación iniciativas similares, probablemente la más exitosa sea UTZ, que se usa para café, cacao, té y varios productos de este tipo. La producción de la materia prima se basa también en unas normas generales de sostenibilidad (por ej., no se prohíben los pesticidas y abonos químicos, pero los limita) e incluye también ciertos criterios sociales. Esto pasa con el algodón “sostenible” también. En la página web de BCI se pueden ver los principios para la producción del algodón. Cosas muy generales; a mí me suena más a “brainstorming” que a una norma con requisitos concretos que se puedan implementar.
Principles and Criteria
The Better Cotton Principles and Criteria lay out the global definition of Better Cotton, by upholding the following seven principles:
· BCI Farmers minimise the harmful impact of crop protectionpractices
· BCI Farmers promote water stewardship
· BCI Farmers care for the health of the soil
· BCI Farmers enhance biodiversityand use land responsibly
· BCI Farmers care for and preservefibre quality
· BCI Farmers promote decent work
· BCI Farmers operate an effective management system
DESCRIPCION DE LOS PRINCIPIOS DE BCI:
Y luego hay otro documento que describe un poco más cada uno de los principios, pero no mucho más:
BCI Farmers minimise the harmful impact of crop protection practices BCI supports farmers in developing a better knowledge and understanding of practices that minimise the potential harmful effects of pesticides and in adopting Integrated Pest Management technologies with an emphasis on the use of pest control techniques other than pesticides.
Los criterios de la norma BCI para la industria textil se basan en el balance de masas, que es lo que hay que revisar cuando se va a la inspección. En el caso de UTZ se basa en el mismo criterio, esto quiere decir que la fábrica se compromete a comprar X toneladas de café UTZ, por ej., y de usarlo en sus productos, pero sin saber en qué producto final va a ir ni en qué % va. Solamente se pueden controlar las entradas del producto UTZ, según entra, se va gastando (se mezcla con la materia prima convencional), y entonces el stock virtual va disminuyendo y hay que comprar más. En cuanto al producto físico, como se mezcla todo, la trazabilidad no llega al producto final; y por eso puede pasar que te compres una tableta de chocolate con el sello UTZ y esta tableta no contenga ni un gramo de cacao UTZ. Muchas de las grandes marcas mundiales de café y chocolates usan UTZ. Les favorece mucho, porque demandando las materias primas con estas certificaciones adquieren un compromiso ético de apoyar a la producción llamada sostenible y a sus trabajadores, pero la mayoría del cacao o café que compran no es UTZ. Sin embargo, sí que se puede encontrar el sello UTZ en muchos de sus tabletas de chocolate u otros productos.
BCI
En el caso de BCI, hay una plataforma digital Better Cotton Platform donde se registran los movimientos de algodón BCI dentro de la cadena de producción, pero no se hace una trazabilidad física, solo de cantidades. Por eso, los proveedores no pueden vender algodón BCI físicamente diferenciado, y no pueden decir que ellos tienen algodón BCI, como sí pasa en la producción ecológica en todas las etapas de la cadena de producción; pero sí se puede usar el sello BCI en las prendas de vestir. Los compradores, que tienen que ser miembros de BCI, pueden usar el sello si compran a partir de un 10% de algodón BCI (que no les llega físicamente como tal a sus fábricas o tiendas, solo compran en cifras) y tienen que llegar al 50% en un plazo de cinco años.
En el sistema de producción ecológica es todo mucho más claro y fácil de entender, porque se puede trazar físicamente cada etapa de producción: (yo produzco 100 TM de algodón ecológico, los meto en un contenedor de un barco mercante, y te los vendo: tú los compras y haces camisetas, las camisetas que se puedan fabricar con 100 TM de algodón. Luego les pones la etiqueta de la certificación de textil ecológico, y las vendes) teniendo en cuenta que en este ejemplo se ha simplificado mucho, porque en la producción textil la venta no suele ser directa entre productor y vendedor final, si no que suele haber varias etapas en el proceso de producción donde intervienen distintos actores. Todos ellos tienen que estar certificados y todos ellos pueden decir cuántas TM de producto ecológico compran y venden y cuáles son estos productos, exactamente, que salen etiquetados en cada etapa de producción.
Además, estos sistemas de producción llamada sostenibles, también se certifican, ya habla el artículo de la certificación BCI, y los costes de certificación de estos sistemas no son menores que los de la certificación ecológica, por lo que yo conozco. Si no fuera así, sí que sería completamente imposible demostrar cómo se ha producido ese algodón. Entonces ¿todos esos argumentos del coste y la supuesta poca fiabilidad de la certificación en el algodón ecológico como se sostienen si lo que se sugiere como alternativa es otra certificación?
Y la certificación BCI parece bastante complicada: hay certificación de terceros (certificadoras), de segundos (la propia organización BCI) y un sistema de auto-control de los propios productores.
The BCI assurance model is unique in that it combines third-party verification with second-party assessments by BCI, support visits by Implementing Partners (IPs), and regular self-assessments by Producers themselves.
¿Y cuáles son las certificadoras que trabajan con BCI? Pues en muchos casos son certificadoras que también certifican producciones ecológicas, Control Union, Indocert, Bureau Veritas, SGS, Ceres, entre otras, y algunas son las mismas que controlan el algodón ecológico. En esta lista se pueden encontrar.
Y entonces, estas certificadoras, tan poco fiables para la producción ecológica, ¿sí lo son si certifican BCI? Y si es tan cara la certificación ¿no es cara si se hace para BCI?
Lo que hay que saber es que con estas normas llamadas sostenibles y sus certificaciones de balance de masas los que más ganan son las marcas que usan los sellos que las representan, porque comprando solamente un cierto % de materia prima certificada… pueden poner el sello en muchos de sus productos.
LA VERDADERA DIFERENCIA
La verdadera diferencia en los sistemas de producción y consumo están en la escala: pequeña y mediana escala o gran escala. Las iniciativas personales o familiares o las de unos pocos socios en comparación a la economía manejada por las grandes empresas.
Pasa en alimentación, también hay plantaciones que son inversiones de grandes empresas o grupos, que cumplen con el Reglamento UE pero que es una agricultura de sustitución de insumos. No es concepto con el que empezó la agricultura ecológica. Pasa en cosmética, y pasa en textil.
Creo que los pequeños no van a acabar nunca con las grandes empresas y los grandes intereses, pero deben tener su espacio para desarrollarse. La producción ecológica fue cosa de pequeños desde sus inicios. Ahora que se mueve mucho dinero con la comercialización de productos ecológicos, sostenibles, naturales, etc., se despierta el interés de los grandes, lo cual hace que se difunda y que mucha más gente conozca estos tipos de producción, pero también tiene sus peligros.
Nuria Alonso, de la Certificadora BioVidaSana, es Ingeniera Técnica Agrícola. BioCertificación S.L. Girona. Tras adquirir experiencia profesional en el Reino Unido y Alemania (IFOAM), ha trabajado en el campo de la certificación en distintos países con distintas certificadoras. Ha trabajado durante muchos años certificando e inspeccionando para distintas normas, no solamente el Reglamento UE, sino también según el NOP de los EEUU, el JAS de Japón y diversas normas privadas como las de Soil Association, Naturland y Bio Suisse. Durante su vida profesional también ha participado en diversas actividades de consultoría y formación relacionadas con la certificación de productos ecológicos. Desde el 2010, desde su empresa BioCertificación, S.L. coopera con Vida Sana para la elaboración de la norma de cosmética natural y ecológica BioVidaSana encargándose del proceso de control a las empresas y productos certificados BioVidaSana junto con la certificadora internacional bio.inspecta.