Caboclo: Una aventura social y ecológica

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El sueño de los hermanos Lima, Leo y Juliano se hizo realidad en 2007. Un año antes, y dentro de su filosofía, ya comenzaron a trabajar con “joyería” realizada con semillas de diferentes pueblos de Brasil. Pero su deseo de rescatar la fabricación artesanal de las culturas antiguas, que se estaba perdiendo a pasos agigantados, hizo que se pusieran en marcha y estudiaran la posibilidad de hacer resurgir toda una tradición cuyo resultado fue Caboclo. La presentación de unas sandalias realizadas bajo los siguientes criterios: un buen diseño, utilización de materiales reciclados, hechas a mano y con un trasfondo social. Con dos tiendas en el Gótico de Barcelona empezaron la andadura que se extendió por diferentes ciudades de España y después se internacionalizó a otros países, principalmente Europa, EEUU y Japón. Hablamos con Juliano para que nos explique más sobre los proyectos actuales y futuros.

Juliano Lima en su tienda Caboclo de Barcelona.
Juliano Lima en su tienda Caboclo de Barcelona.

¿Cómo surge la idea de apostar por la moda sostenible, ecológica y social?

Decidimos apostar por el trabajo artesanal, pero también dando la misma importancia a la materia prima usada. Caboclo tiene una trayectoria de 11 años y cuando empezamos,   la moda sostenible tampoco era  tan popular como es ahora. Pero para nosotros, siempre nos pareció la manera más congruente de montar una empresa de moda. El consumo es el mayor poder que tenemos,  y a día de hoy vale más que nuestro voto; y sí, nuestra misión era intentar incentivar a las personas a consumir de una manera humana y más sostenible, porque si cambiamos la forma de consumir las empresas se verán obligadas a cambiar sus propuestas.

¿Qué tipo de tejidos utilizáis?

Utilizamos cuero natural, curtido en procesos naturales 24 veces más lentos que el industrial y reciclamos neumáticos de coches para las suelas.

Cuéntanos cómo es el proceso de creación y elaboración.

Tenemos una línea muy sobria de zapatos y sandalias. Nuestra mayor línea de pensamiento es desarrollar un zapato de cuero que pueda ser bonito hoy y de aquí a 10 años… diseño minimalista y sencillo que se pueda usar en diferentes ocasiones; por ejemplo, nos gusta mucho lo antiguo, pero también nos fijamos en la calle donde observamos las tendencias, de ahí la inspiración a la hora de diseñar. Cada uno de nuestros zapatos está realizado a mano en Brasil por nuestros artesanos. Es una premisa básica, la elaboración y la materia prima vienen determinadas sobre la creación; de nada sirve dibujar un zapato sobre papel si es imposible producirlo artesanalmente. Nuestras colecciones son un proceso entre los maestros artesanos y nosotros, unimos la técnica con la creación.

¿Trabajáis con alguna certificación? ¿Contáis con ayudas en Brasil?

No trabajamos con ninguna certificadora ni tenemos ayudas del Gobierno de Brasil; tampoco en España están por la labor. El tema de la certificación, desafortunadamente,  es muy cara de obtener: mandar a una empresa europea o estadounidense para que nos den la certificación tiene un coste sin sentido. Creemos en el trabajo de nuestros artesanos y los materiales que utilizan, ese es nuestro mejor certificado.

Sandalias Caboclo para mujer elaboradas con cuero natural y neumáticos reciclados.
Sandalias Caboclo para mujer, elaboradas con cuero natural y neumáticos reciclados.

¿Cuáles son los principales problemas que habéis encontrado para sacar adelante un proyecto como el vuestro?

Todas las grandes empresas de moda tienen una subvención enorme de los gobiernos. La forma en que está siendo desarrollada la moda en los últimos 15 años es de las industrias, que además de poderosas, están entre las que más contaminan, aunque el comprador no lo sepa. Las grandes multinacionales han hecho mucho daño a la mentalidad del consumidor actual, hacen creer que una camisa cuesta 6 euros o un zapato 30 euros, y esto es lo más difícil de explicar al posible comprador: es de locos, para que alguien use una camisa de H&M, Zara o Primark, hay alguien pagando muy caro en alguna parte del mundo, sin olvidar el terrible impacto ecológico que con sus acciones provocan. Toda esta masa de ropa acaba enterrada en los vertederos y con ello sus químicos, que se meten en las entrañas de la tierra, matando poco a poco nuestro planeta.

¿Has percibido un cambio en el comprador? ¿Una mayor preocupación por lo que adquieren?

Sin duda sí. Hoy, con toda la información que hay sobre el problema de la Fast-Fashion y también la conciencia de que tu piel es el mayor órgano de tu cuerpo, la gente ya no quiere solamente comprar verdura ecológica o utilizar cosmética con certificación. Saben que la moda es una importante manera de expresar sus ideales a través de su ropa del día a día. Muchos clientes dejan de comprar en grandes cadenas para volver a mercados a buscar cosas vintage.

Más allá de la concienciación de la población que corre a cargo de asociaciones o de productores como vosotros, ¿creéis que es necesaria una regulación?

Regular va con política y hasta ahora política va con la gran empresa. ¿Quién lo regularía? ¿Iniciativas pequeñas como nosotros o grandes firmas tipo Inditex? Nunca la moda vivió un monopolio tan grande. Yo creo más en las personas y en el poder de la información para que los propios consumidores sean los que regulen el mercado.

Tenemos el hándicap de que el coste de las prendas ecológicas o sostenibles continúa siendo una barrera para el crecimiento del sector. ¿Qué futuro le deparas? ¿Crees que el cambio de hábitos en la población hará que bajen los precios al aumentar el consumo?

Todo producto tiene un coste real y éste debe ser valorado por su trabajo y dedicación. Lo más importante aquí es saber que ese coste social y ecológico de tu producción son aquellos que repercuten en la elaboración de un producto. Las personas somos parte del ecosistema y desarrollar productos verdes que no miren a los trabajadores involucrados en el proceso de producción, sería mirar a otro lado. En este momento sí que puede ser una barrera el precio, aunque si conocemos el producto sabemos que su calidad es muy superior. Las grandes empresas ven que esa porción no pueden perderla y se están apuntando al carro de lo verde, pero usando los mismos métodos que en el resto de su fabricación. Cada vez más, el consumidor está mucho más informado y sabrá que sus hábitos serán determinantes para cambiar el sistema. El futuro no será la compra de un producto, será la compra de una historia.

Por: J.Carlos Moreno, Director Técnico de BioCultura y responsable de Planeta Moda.

 

Xiro, vaqueros de alma Atlántica

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Iria García y Xulián Chapela compartían una misma inquietud: iniciar un camino hacia una forma de hacer ropa menos destructiva. Aunaron fuerzas y después de muchos estudios se decantaron por crear Xiro, vaqueros ecológicos confeccionados en talleres locales. Robustez y longevidad son dos de las características que estos denim comparten con el Océano Atlántico, que ha servido de inspiración a estos jóvenes gallegos.

Iria García y Xulián Chapela son los creadores de Xiro
Iria García y Xulián Chapela son los creadores de Xiro

¿Cómo nace Xiro?

Xiro nace de una inquietud personal. Nos sentíamos muy frustrados cuando buscábamos alternativas sostenibles en moda y apenas encontrábamos nada. Nos parecía bastante extraño, teniendo en cuenta que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo y decidimos dar el paso y crear la marca que nos gustaría comprar.

Llevábamos mucho tiempo dándole vueltas a la idea, conociendo personas y otros proyectos que nos han servido de inspiración. Hace año y medio decidimos materializar nuestros pensamientos y con la ayuda de Latitude hicimos una primera prueba y lanzamos 100 vaqueros. Desde entonces nos centramos en mejorar el producto e imagen de la marca y hace 6 meses volvimos al taller para sacar el siguiente modelo, que  ha tenido muy buena acogida, por lo que ahora mismo estamos con reposición de ese modelo y alguna novedad

¿Por qué pantalones vaqueros?

Las primeras veces que nos rondó la idea de hacer moda sostenible por la cabeza no teníamos muy claro por qué prenda decidirnos. Queríamos hacer muchas cosas, compramos diferentes tejidos ecológicos, hicimos prototipos de vestidos, sudaderas… pero finalmente decidimos que era mejor apostar por un único producto.

El vaquero es una prenda muy versátil, la utiliza casi todo el mundo, se puede combinar de muchas formas diferentes… y lo más importante es que no pasa de moda. Ésa fue una de las razones por las que nos decidimos, porque ahí hay una parte de sostenibilidad importante. Nuestras motivaciones surgen sobre todo de la búsqueda de un producto justo, no tanto de la moda, y el denim nos permite no hacer moda.

Xiro apuesta por diseños originales que no pasen de moda.
Xiro apuesta por diseños originales que no pasen de moda.

¿En qué se diferencian vuestros vaqueros de unos vaqueros convencionales?

A simple vista no se diferencian en mucho. Sí que hemos ido cambiado cosas en cuanto a diseño para que los pantalones resultasen favorecedores y cómodos. Ahora mismo tenemos dos modelos de chico y de chica que sientan muy bien y además de eso son ecológicos y confeccionados de forma local. Cuidamos todos los componentes siguiendo criterios de cercanía y sostenibilidad para poder ofrecer un producto lo más respetuoso posible y de calidad. Si lo comparamos con moda convencional, lo que hace la diferencia es lo que hay detrás de la prenda. Por lo demás cada marca tiene su estilo. Nosotros nos esforzamos por transmitir no sólo nuestra imagen de marca sino los valores que defendemos, tratando de que nuestra comunicación y acciones sean tan coherentes como nuestro producto.

¿Los denim de Xiro duran más que unos vaqueros convencionales?

Nuestros Raw Denim no han sido tratados después de confeccionados lo que supone un ahorro de energía, recursos y sustancias químicas. Para convertir estos raw denim en nuestra segunda piel damos una serie de consejos que pasan por no lavarlos por primera vez hasta los seis meses de uso o utilizar detergentes ecológicos. Se trata de recuperar un cuidado tradicional que prolongará la vida de nuestros vaqueros convirtiéndolos en casi infinitos.

Cuéntanos cómo es todo el proceso de elaboración de los pantalones.

Primero valoramos posibles modelos a lanzar. Cuando tenemos claro lo que vamos a hacer escogemos los tejidos. Eso implica una búsqueda de proveedores que estén certificados por la norma GOTS. De las muestras elegimos y pedimos algún metro para valorar la calidad y si se ajusta a lo que buscamos. Hacemos esbozos y trabajamos con una patronista los modelos. Se hacen patrones y varios prototipos hasta obtener el que nos convence. Se valoran también cosas como los complementos (botones, remaches..) el color de hilo o el dibujo del bolsillo. Hacemos una muestra de preproducción para ver el resultado final y si todo está bien procedemos a hacer los escalados y damos el ok para comenzar con la confección en el taller. Resumiendo éste sería el proceso, y aunque parece sencillo, al final siempre hay que darle bastantes vueltas a todo.

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Denim confeccionados en talleres locales.

Le denomináis ‘Atlantic Denim’ ¿qué hay de Galicia en vuestros pantalones?

Vivimos al lado del Atlántico, que nos transmite la idea de fuerza, de ruptura, de riesgo… y  ése es el espíritu de Xiro. Además el mar es un componente local muy identificativo de Galicia y como es otra de las cosas que está en nuestro ADN nos parece un concepto redondo. Además, nos sirve de inspiración en nuestros modelos y lo hemos plasmado en los bolsillos traseros. Aunque en el primer modelo eran olas suaves, ahora se han transformado en mar revuelto.

¿Cómo está el sector de la moda sostenible en Galicia?

En Galicia cada vez somos más, aunque se echa en falta alguna plataforma/asociación que aglutine todos esos proyectos. Sin duda, tenemos que dar el paso. Hay iniciativas que están apostando por moda ecológica, otras por el upcycling, el intercambio o alquiler de ropa y algunas tiendas que trabajan con moda sostenible. Lo que nos falta es la unión para ganar visibilidad, hacernos más fuertes y transmitir el mensaje de que hemos creado alternativas a una moda convencional que no nos convence.  Ése es quizás el punto flaco, por lo demás, creo que se están haciendo cosas muy interesantes y cada vez hay más gente interesada y dispuesta a tomar conciencia, lo que me hace ser bastante optimista al respecto.

¿Qué dificultades afrontáis para sacar adelante el proyecto?

Sobre todo dificultades económicas. Tienes que tener muy claro lo que quieres y ser muy consciente de cada euro que inviertes. Todo está pensado a gran escala y para una marca pequeña puede ser muy costoso porque cuando vas a comprar tejido, botones, etiquetas… todo va por miles. Otra de las dificultades, aunque cada vez menos, es explicar el porqué del precio. Estamos muy acostumbrados al low cost. Como he leído hace algunos días “nos hacen creer que somos ricos cuando en realidad somos cada vez más pobres”, creo que la próxima vez que tenga que explicarlo comenzaré por citar esa frase.

¿Qué traéis en la nueva colección?

Más que de colección hablaremos de novedades. Para empezar hemos cambiado la etiqueta trasera para todos los modelos, apostando por un diseño más elegante y sutil.

En la reposición del modelo Slim fit mantenemos el mismo corte de pantalón, pero incorporamos un nuevo diseño del dibujo del bolsillo trasero y un tejido made in Italy, también con certificado GOTS un poco más grueso y menos elástico que el anterior.

Para el nuevo Xiro skinny optamos por un tejido más fino que el slim y un poco más elástico, V, también certificado GOTS, como el de la anterior remesa. En este corte además del dibujo del bolsillo, hemos puesto un hilo anaranjado que le da un aire más fresco y moderno.

Igual está feo que lo digamos, pero estamos encantados con el resultado, asique sólo nos queda esperar que todos vosotros penséis lo mismo.

¿Dónde podemos comprar unos vaqueros Xiro?

Xiro se puede comprar a través de nuestra tienda online. http://xiroeco.com/tienda/ Actualmente estamos en tiendas físicas  de: Vigo, A Coruña, Pontevedra, Ourense, Madrid, Barcelona, Lanzarote, Sevilla, Málaga y Mallorca. Estos puntos de venta aparecen en la web, con sus mapas y horarios http://xiroeco.com/puntos-de-venta.

Por: Tamara Novoa

Coto Roig, reavivando el textil catalán

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Hablamos con Ángels Perramon que junto a Rosa Escalé ha creado Cotó Roig. Apuestan por algodón orgánico producido localmente y que respete los valores humanos y medioambientales durante todo su proceso de elaboración.

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Ángels Perramon y Rosa Escalé en su taller.

Àngels nació en Manresa, en el seno de una familia numerosa donde podían jugar entre los campos e inventar con lo que el entorno ofrecía. Se formó como ingeniera agrónoma y, después de años como cooperante en diferentes países, decidió volver a su ciudad natal. En ese periodo, se propuso crear una alternativa de producción de proximidad dentro del sector textil, recuperando la tradición de la industria textil -que tan cercana hemos vivido-, apostando por la sostenibilidad y la calidad en el cuidado de la vida. Está al frente de Cotó Roig. Estuvieron en BioCultura BCN.

¿Cómo surge Cotó Roig?
Cotó Roig nace de mi voluntad por buscar aliadas y socias para el desarrollo de cada uno de los pasos para la producción de tejidos y  prendas básicas de algodón sostenible y respetuoso. Mi primera aliada y socia fue Rosa Escalé, una persona con una larga trayectoria dentro del sector textil. Como ella cuenta, nació debajo de un telar y se inició como aprendiz, llegando a creativa de moda con colecciones en todo el mundo. Luego sufrió las crisis y la deslocalización del sector. Juntas empezamos a trabajar para que el criterio de la proximidad fuera la base para la sostenibilidad. Eligimos el algodón andaluz, como fibra natural de gran calidad. Cotó Roig ofrece “productos básicos” y ello significa que tienen por objetivo resultar duraderos, adaptables y personalizables.

¿Cómo empezasteis en el sector textil?
El textil fue una industria muy potente y con prestigio durante años en nuestras ciudades más cercanas. Eso acabó a causa de decisiones políticas y económicas que impusieron grandes beneficios deslocalizando la producción, y en deterioro de la calidad de las prendas y, evidentemente, del respeto al medio ambiente. Todas hemos convivido con esta tradición del textil. Justo se cumplen 3 años del accidente del Rana Plaza en Bangladesh; fue un detonante para obligar a mucha más gente el hacerse preguntas sobre “¿quién hace nuestra ropa?”, aunque este incidente “solo” se relaciona con un paso en la elaboración del textil: la confección. Antes de llegar ahí están los agricultores endeudados al borde del suicidio, tampoco sabemos mucho de quién elabora el hilo, el tejido, ni de los enormes daños que producen los tintes en el medio ambiente.

¿Quién escogió el nombre de la empresa?
Fue un nombre consensuado entre todas, y que se ha visto fortalecido a medida que crecemos. Solo algunas personas mayores pueden reconocer ese nombre como el tejido “bruto” que antes se empleaba para los pobres. Como lo fue el “pan negro” que ahora es el “tan preciado” pan integral o pan con el grano entero. Se puede deducir que es el tejido de algodón que no ha sido blanqueado y que conserva el color crudo de la fibra de algodón tal y como se recoge de la planta.

¿Qué productos confeccionáis?
Actualmente confeccionamos seis tipos de tejidos que vendemos a metro. Con ellos también elaboramos prendas acabadas como camisetas, bolsas, vestidos… Nuestra producción está en pleno crecimiento, aunque queremos que siempre sean productos que cumplan con la calidad, la sostenibilidad y la ética en el proceso de elaboración y venta. Tenemos una línea de textiles para el hogar con productos como sábanas, toallas o edredones. A partir de nuestros tejidos, artesanos y diseñadores han elaborado otros productos como ropa para bebés prematuros, pantalones de yoga…

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¿Hacéis productos para grupos?
Sí. Este año el festival BarnaSants ha utilizado camisetas y bolsas de Cotó Roig  Producir en cantidades mayores, en particular en la producción de tejido, es uno de los factores que contribuye a bajar los costes por unidad. Así que uno de nuestros objetivos es contar con el compromiso de muchos para poder garantizar mejores precios y aspirar a la sostenibilidad del mismo producto.

¿Qué tipos de cursos impartís?
Básicamente son cursos que permiten investigar y aprender sobre las posibilidades de los tejidos de algodón 100%, ya que hace mucho que nadie tenía acceso a ellos. Son cursos sobre tintes, procesos de estampación, costura…

¿Dónde los haceis?
Buscamos ubicaciones cercanas, normalmente en casas en el campo, con espacio y entorno agradables para todas.

¿Únicamente tenéis tienda online?
De forma continuada, sí. Participamos en varias ferias dentro del sector de la ecología y la artesanía. Y contamos con la colaboración de algunas tiendas que ya tienen algunos de nuestros productos a la venta. Esperamos que en breve podamos dar un listado de todas ellas.

¿Cómo veis el sector textil orgánico en España?
Como el resto de sectores del orgánico, crece y crece la concienciación; aun así queda mucho por conquistar y muchas veces hay poca coherencia y transparencia. No se suelen dar detalles de todo el proceso, especialmente en la producción y procedencia de la materia prima, pero también en los acabados.  Pensamos que tenemos en España un potencial enorme para crear un sector con gran impacto en Europa y ser un referente en el mundo.

¿En qué medida plataformas como Planeta Moda pueden ayudar a cambiar las cosas?
Planeta Moda puede ser muy útil para crear sinergias entre todos los profesionales relacionados con la producción de prendas textiles. En nuestro caso nos vemos como proveedores para diseñadores y artesanos. Muchas veces, la moda sostenible/eco solo pone atención en los últimos pasos del proceso de producción, es decir, en el diseño y confección, pero sabemos muy poco de cómo se recoge el algodón, los acabados que sufren los tejidos… Y entre esos dos pasos hay muchos más, que son invisibles a la mayoría del sector de la moda. Queremos reivindicar la necesidad de que cada paso sea sostenible y respetuoso con las personas y con el medio ambiente. Queremos dar a conocer la belleza y riqueza del tejido honesto: ese que te cuenta todo sobre él.

Habladnos de vuestro paso por BioCultura Barcelona
En esta última edición de Barcelona, estuvimos presentes por primera vez con un estand. Fue una ocasión única para comprobar el interés de nuestros productos hacia un consumidor que ya tiene sensibilidad y voluntad de conocer. En este aspecto, nos reafirma que vamos en buena dirección y en nuestro valor que reside en lo auténtico, en que las cosas estén bien hechas y tengan sentido. Ese sentido surge de nuestro objetivo: crear una alternativa en el textil de calidad y proximidad, y del proceso de producción: donde cada persona se implica para que eso ocurra, generando redes a su alrededor y así otras personas crean nuevas piezas y productos para infinidad de necesidades y realidades. Para crear esas redes, BioCultura es un espacio ideal y necesario. Invitamos a todas las personas interesadas en promover ese sector textil local de manera sostenible a que nos escriban y se sumen para unir esfuerzos.

Por: Sara B. Peña

 

La moda reina en BioCultura Barcelona

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El textil sostenible fue uno de los grandes protagonistas de BioCultura Barcelona, la feria de productos ecológicos y consumo responsable que se celebró entre el 5 y el 9 de mayo en el Palau Sant Jordi.

Los más de 30 expositores que participaron dentro de este espacio se mostraron muy satisfechos con el transcurso de la feria. Todos coinciden en que más allá de las ventas, BioCultura actúa a modo de escaparate para dar a conocer sus proyectos entre un público potencial. “Primero fue el sector de la alimentación, después el de la ecoestética y ahora es momento de que nos preocupemos también por las prendas que llevamos puestas”, explica J. Carlos Moreno, impulsor de la plataforma Planeta Moda.

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Laure Ritter de Indigo by Laure durante su conferencia en Planeta Moda.

Paralelamente a la exposición, se celebraron actividades diarias que pusieron el foco en fomentar una industria de la moda que huya del consumismo y que apueste por valores como el diseño, el trabajo artesanal, la calidad y la creatividad. Tuvimos la oportunidad de conocer iniciativas como el proyecto 333 de Valentina Thörmer que invita a los participantes a escoger 33 prendas de su armario y a pasar 3 meses vistiendo únicamente estas 33 piezas. En la misma dirección fue la charla de Laure Ritter, creadora de Indigo by Laure, que nos hablaba de las 12 prendas esenciales a incluir en el armario y Ángels Biosca de Slowear Project puso el acento sobre la importancia de la educación para cambiar nuestros ámbitos de consumo. Durante las jornadas también se habló del cultivo de las fibras orgánicas, Albert Niell nos acercó al proyecto social que Organic Cotton Colours ha puesto en marcha en Brasil y desde RedDeLana nos contaron su experiencia recuperando lana ecológica en Asturias.

Sesión fotográfica de moda sostenible durante BioCultura Barcelona.

Además, durante la feria se celebró una sesión de fotos de moda sostenible. La estilista Laure Ritter se encargó de elegir los outfits entre las propuestas que presentaban los expositores participantes en BioCultura y diferentes localizaciones del Palau Sant Jordi se convirtieron en un improvisado estudio fotográfico. Una iniciativa que pretende demostrar que moda y sostenibilidad no están reñidas. Muy pronto iremos viendo los resultados.

Slowers y el placer de caminar despacio

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Entrevistamos a María Ripollés, creadora de Slowers. Una marca de zapatos ‘veganos, ecológicos y bonitos’. Nos cuenta que está a punto de sacar su nueva línea de calzado tras el éxito alcanzado en una campaña de crowfunding.

Maria y Ringo blanco
María Ripollés y su fiel compañero canino Ringo, creadores de ‘Slowers’.

¿Cómo nació Slowers?

Slowers nació con la idea de crear zapatos para caminar a otro ritmo, como un recordatorio de que podemos caminar un poco más despacio por la vida y saborear más cada momento. Yo vengo del campo del medio ambiente así que desde el primer momento supe que quería incorporar esta faceta a los zapatos, por ese motivo busqué un tipo de calzado que fuera sostenible, que respetara al medio ambiente. También tenía claro que iba a fabricar en España, pues para mí es importante conocer de primera mano quién fabrica nuestros zapatos y asegurar que se respeta a todas las personas que participan en el proceso. Sin embargo, el tema vegano aún no estaba presente en mi vida y no formó parte del plan inicial.

¿Por qué decidiste crear calzado vegano?

Nuestros zapatos ya eran veganos, en ningún momento llegamos a usar piel u otro tejido de origen animal, pero fue a través de una feria en Alemania cuando empecé a tomar consciencia sobre este tema. Entonces me di cuenta de la especial relevancia que cobra el veganismo en el calzado, donde la piel es el tejido predominante con diferencia.

En paralelo, mi evolución a nivel personal me ha ido acercando a la vida vegana. Siempre me ha dolido el maltrato animal pero desde que Ringo (socio en Slowers y fiel compañero canino) entró en mi vida he tomado consciencia real de los abusos que sufren los animales por parte de los humanos. Así que decidimos que Slowers no iba a apoyar de ninguna forma la crueldad hacia los animales, Slowers iba a ser una marca 100% vegana.

¿Cuáles son las dificultades con las que te has encontrado para sacar adelante este proyecto?

En nuestro caso esto ha supuesto un gran reto. Habitualmente las alternativas veganas a la piel (para calzado de invierno) son polipieles y otros derivados del petróleo que nosotros no estamos dispuestos a usar por no ser orgánicos ni sostenibles. Así que aquí ha empezado una gran aventura que nos está llevando a descubrir nuevos tejidos que cumplan todos nuestros requisitos para asegurar que cuando caminas con Slowers estás respetando al planeta y también a todos los seres que en él habitamos.

¿Qué materiales utilizáis en substitución de las pieles y las polipieles?

Hasta ahora sólo hemos tenido colección de verano, así que hemos trabajado con tejidos de algodón orgánico certificado y lino. Para el próximo invierno nos estrenamos con materiales de invierno hechos con fibra de coco y algodón encerado con proteína de soja.

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¿Cómo descubres esos ‘otros’ materiales que puedes emplear? ¿Hay investigación en este ámbito? ¿Sigues el ejemplo de diseñadores de otros países?

Es una continua búsqueda a través de ferias, prensa especializada, grupos que apoyan la moda ética y ecológica, etc. Lo principal es tener la idea de cuál sería tu material ideal porque en el caso del calzado hay muchos materiales con los que a primera vista piensas que podrás trabajar pero que luego no sirven por una cuestión de desgaste y durabilidad. Igual que somos muchos los diseñadores que estamos trabajando para hacer la moda más sostenible, también hay muchas personas y grupos de investigación que trabajan con la innovación de materiales. A veces lo difícil es unirse para trabajar conjuntamente.

¿Cómo es el proceso de elaboración de vuestros zapatos?

En primer lugar desarrollamos el diseño y vemos con qué tejidos quedaría bien, digamos que esta sería la parte externa, la que se ve.

Luego viene el proceso que se ve menos pero se aprecia a nivel de comodidad, que es la selección de la horma adecuada y todos los detalles más técnicos para que el zapato sea funcional y cumpla que nuestras especificaciones.

En diciembre de 2015 lanzasteis una campaña de crowfunding para lanzar vuestra nueva línea de calzado ¿Cómo fue el proceso?

Muy bien, conseguimos la financiación necesaria para lanzar la colección y lo principal es que recibimos apoyo de personas de todo el mundo. La verdad es que es muy gratificante ver que todo el esfuerzo que hay detrás de cada nuevo modelo de zapato tiene una recompensa y que hay personas que están deseando encontrar zapatos como Slowers.

¿Crees que este será el modelo que tendrán que seguir los nuevos creadores como tú o la empresa de la moda dará un cambio hacia lo sostenible?

Yo considero que no hay un modelo único a seguir, que cada creador o empresa es diferente y que cada momento dentro de la evolución de la empresa también lo es. Por eso no hay fórmulas mágicas y es un continuo prueba-error-corregir-seguir adelante. A nosotros en este momento no sólo nos interesaba la financiación sino testar el nuevo producto para ver si nos lanzábamos por esa línea. El crowdfunding nos dio ese empujón necesario para acabar de creer en nuestro nuevo modelo.

Solamente tenéis tienda online ¿Os planteáis abrir una tienda física?

No en este momento, sería un sueño ver una tienda Slowers en un futuro cercano, pero no entra en nuestros planes para este año. Aún nos queda mucho trabajo para llegar ahí.

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¿Cuál es el perfil de vuestros clientes?

Tenemos dos perfiles dferentes. Por una parte las personas que están buscando zapatos ecológicos y veganos, que tienen unas normas de consumo muy definidas y que buscan zapatos como los nuestros. Por otra parte, personas sensibles con el medio ambiente que no son tan estrictas con sus hábitos de consumo pero que se identifican con nuestra marca, con la filosofía slow y nuestra forma de hacer las cosas, personas que se sienten parte de nuestro proyecto y nos apoyan.

¿Desde 2012 has notado un mayor interés entre los consumidores por cómo ha sido elaborada la ropa y el calzado que visten?

No especialmente, quizás hay más interés por parte de prensa y esto llevará a incrementar la conciencia e interés de la gente. Sí he visto un interés creciente respecto al veganismo, tanto a nivel de prensa como de consumidores.

¿Embarcarte en este proyecto supuso un cambio a nivel personal?

Completamente, o quizás lo correcto sería decir que mi cambio a nivel personal me llevó a querer crear un proyecto coherente con mis valores y mi estilo de vida. Las dos cosas han ido unidas en mi caso.

Por: Tamara Novoa

 

Bloi, el arte de la perseverancia

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Hablamos con Núria Ballana en su tienda-taller del centro de Barcelona. Tras haber pasado por varias grandes marcas de la moda convencional ha decidido dar un giro a su carrera y apostar por colecciones accesibles y ecológicas.

Nuria Ballena en su tienda y estudio Bloi Ecological Fashion
Nuria Ballena en su tienda y estudio Bloi Ecological Fashion

Nacida en La Garriga (Barcelona), es titulada en Diseño de Moda por la Univ. of Southampton (UK), Asesora de Imagen por EATM y Patronista Industrial por la Escuela de Moda de Felicidad Duce. Viajó por las ciudades más importantes para captar nuevos conceptos y en el 2003 fue responsable de tendencias en el estudio de diseño Look&Design, S.L. para marcas como Liberto, Kappa, Umbro… En el 2005 fue nombrada responsable de la colección de Valentino Rossi, moto GP, y como freelance desarrolló colecciones de merchandaising para Ferrari y Mclaren. Pero mientras estuvo en estas compañías, en el 2004 le encargan reinventar un nuevo concepto de marca para Zapatos Nagore; fruto de este trabajo, en el 2005 nace “Nagore Ecological and FriendlyShoes”, donde sigue colaborando como Head Designer y Product Manager. Este contacto con el mundo del calzado y los accesorios dio un giro a su carrera apostando por nuevos proyectos como consultora de marcas consolidadas y otras de reciente creación. Pero su gran cambio en el negocio de la moda giró hacia la sostenibilidad; y en el 2013, después de bucear en el mercado ecológico, crea su propia marca BLOI-ECOLOGICAL FASHION, donde transmite los valores con los que se siente identificada y apuesta por colecciones accesibles, demostrando que la ecología y sostenibilidad no están reñidas con el diseño.

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¿Cómo nace el proyecto?

Después de la colaboración con Zapatos Nagore, surgió la idea de diseñar una colección propia con tejidos ecológicos y así me animé a crear mi propia marca para mujer.

En tu currículum leo que hay empresas  fuertes, como INDITEX y otras del sector convencional para las que has trabajado. ¿Por qué decides apostar por la moda sostenible?

Para poder ofrecer una opción de vestir bien y a la vez no dañar el medio ambiente, además de usar prendas fabricadas en condiciones éticas. Vestirnos bien no debe ser causa del sacrificio de mucha gente en terceros países ni de nuestro planeta.

¿Cuáles son los principales problemas que habéis encontrado a la hora de plantearos el proyecto en moda sostenible?

Además de la dificultad de emprender un nuevo proyecto, hacerlo dentro de los parámetros del mundo ecológico con tejidos certificados es más complicado, pues no hay una oferta muy amplia.

¿Qué tipo de tejidos utilizáis?

Nosotros utilizamos tejidos de algodón orgánico con certificación GOTS. De esta manera nos aseguramos que los procesos de cultivo y fabricación sean ecológicos. Además, este certificado nos garantiza una producción ética, ya que controlan que se les pague un precio justo a los agricultores y a las personas que trabajan en las fábricas de manufactura.

BLOI

Por lo que hemos hablado, tú llevas el proceso creativo, pero, ¿cómo es ese proceso de creación y elaboración?

Lo desarrollamos en nuestra tienda taller. Allí investigo los nuevos colores, tejidos, texturas que me inspiran para la siguiente colección -Núria hace dos colecciones anuales-. Al ser tienda, la gente, cuando viene, puede ver todo el proceso, desde los primeros bocetos, la elaboración de los patrones y la confección en maniquí de los prototipos. Una vez que tenemos ya todo ligado, lo enviamos a talleres ubicados en Barcelona que dan trabajo a mujeres en exclusión social y les enseña un oficio para que puedan tener una segunda oportunidad. También trabajamos con unas mujeres de Mataró, que cuando cerró el taller en el que trabajaban compraron las máquinas y montaron su propio negocio. Intentamos que la confección sea lo más local para que esté dentro de nuestra línea de negocio sostenible.

Comenzáis la andadura en el 2014. ¿Has percibido un cambio en el público? ¿Hay una mayor preocupación entre los consumidores por la ropa que visten?

BLOI empezó vendiendo a través de la web y nos encontramos que nuestros clientes eran de los países nórdicos donde hay más concienciación con la ecología. Aunque poco a poco la tipología de los clientes ha ido en aumento y ya tenemos una gran variedad de nacionalidades y tipo de personas que están preocupadas en consumir productos ecológicos.  Creemos que es una nueva forma de pensar, un nuevo estilo de vidaque vamos a ir introduciendo poco a poco en nuestros hábitos.

Sabemos que el precio de las prendas sostenibles sigue siendo una barrera económica para el desarrollo del sector  ¿Qué futuro le deparáis?

El coste es más elevado aunque yo intento ajustarlo al máximo. Es todo una cadena: si hay más demanda por la moda sostenible, será más fácil que los fabricantes de telas redireccionen su negocio y se animen a la confección de telas ecológicas; y los agricultores por su parte se planteen la rentabilidad de plantar algodón, cáñamo, lino… de forma ecológica y respetuosa con el medio ambiente.

Estamos en un punto donde la concienciación corre a cargo de las Asociaciones o de productores que, como vosotros, dan el paso y cambian. ¿Qué crees que necesitamos en este momento?

Lo más importante es poder dar información al consumidor sobre el producto que está consumiendo. La certificación es muy importante en este aspecto, pues es la garantía que podemos ofrecer al consumidor.

Cuando terminas de hablar con Núria, te das cuenta que no solo se “cocina y se guisa” sus colecciones de principio a fin. En su taller pude ver los patrones de su colección actual mientras que, en la parte de tienda, me detallaba cada una de las telas con que están confeccionadas sus prendas, las diferentes máquinas de coser con cuatro o cinco hilos dependiendo de la necesidad… no solo se queda ahí, sino que va más allá y en su tienda también colabora con la Asociación Smateria -dedicada a dar formación y trabajo a mujeres de Camboya- donde expone y vende los productos que hacen,  como bolsos, monederos…, con tela de mosquitera.  Su creatividad se junta a su ética y eso se ve cuando te habla de su “universo” sostenible.

Por: J. Carlos Moreno. Director Técnico de BioCultura y responsable de Planeta Moda.