La lana, recuperando una tradición

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La lana es el nombre que recibe la fibra textil obtenida del pelo de algunos animales. La más extendida es la lana de oveja pero también se puede obtener de muchos animales como la cabra, el camello, la alpaca o llamas. El hombre utiliza la lana desde el neolítico como tejido para protegerse del frío. A lo largo del tiempo los animales se han ido seleccionado para conseguir que su pelo sea más largo y más suave.

El pastoreo de rebaños de ovejas ha marcado la historia de muchos pueblos, y ha sido crucial en la historia de España. El comercio de la lana financió la reconquista y también el viaje de Cristóbal Colon a América. España tuvo el monopolio de la lana hasta que en el siglo XIX se inventó la máquina de vapor y se industrializó la producción de tejido de algodón.
El tejido de algodón favoreció el declive de la lana como tejido y esto se acentuó con la aparición de las fibras sintéticas. La lana tiene algunos inconvenientes que han hecho que el consumidor opte por otras fibras: si se utiliza agua caliente se encoge, no se puede usar la secadora, tiene tendencia a hacer bolitas sobre el tejido y algunas personas de piel sensible experimentan picores. Sin embargo la lana tiene muchas propiedades que la convierten en un tejido único. De hecho algunas empresas de tejidos técnicos para deporte o montaña están empezando a recuperarla mezclándola con otros tejidos.
Como fibra textil es muy resistente y flexible. Puede estirarse el doble de su tamaño y encogerse tres veces la longitud de la fibra. Además es muy resistente y puede ser doblada 20.000 veces sin romperse mientras que una fibra sintética como el rayón sólo aguanta 75. Esto le confiere unas magníficas propiedades y permite, además de tejerla, obtener otro tipo de tejidos muy resistentes como el fieltro. Es la fibra que tiene más capacidad de absorber agua, hasta un 40%
de su peso. El agua queda atrapada dentro de la fibra en forma de vapor en un proceso que libera calor. Por eso cuando el tiempo es frío y húmedo la lana nos proporciona sensación de calidez. Pero cuando el tiempo es cálido y seco la lana pierde el agua retenida y para ello utiliza el calor de nuestro cuerpo y nos
refresca. Esta capacidad se debe a la forma de las fibras y a su vez la convierte en un potente aislante térmico en el que aire y agua quedan atrapados aislando el cuerpo de la temperatura exterior. Por ello la lana se utiliza como aislante en construcciones sostenibles. La lana está cubierta por una cera natural, la lanolina, que es hidrófoba e impide que las ovejas se mojen con la lluvia. La transformación de la lana en fibra textil implica la retirada de la mayor parte de la lanolina pero una parte se mantiene si el proceso es artesanal o en la lana ecológica. La lanolina tiene propiedades hidratantes y emolientes y se utiliza en la elaboración de cosméticos aunque es necesario refinarla porque contiene alcoholes que pueden provocar alergias a personas sensibles.

FIBRAS FELTAI
enamoró de la lana. Según nos cuenta ella misma “Creo que me enamoré de ella el día que compré un futón de lana, hace 17 años, y se fue colando en mis sueños hasta que descubrí la técnica del fieltro y la excusa perfecta para trabajar con ella”. A ella se le suma Ramona Cueto que aporta su experiencia como empresaria. Su proyecto se puede definir como el círculo perfecto. Lo que definen como una empresa Triple Balance, es decir, que su actividad tiene fines sociales, ambientales y económicos. No es extraño que resultase ganador del premio Ecoemprendedores BioCultura-Ecove en la pasada edición.

NATURALFELT
Naturalfelt es un proyecto de diseño textil a partir de fieltro obtenido de lana de las Islas Baleares. Al frente encontramos a Flavia Flores y a Eugenia Marcote, dos argentinas que llegaron a Mallorca hace pocos años y decidieron unir esfuerzos creando la empresa en 2013. Ellas se ocupan de todo el proceso: lavan la lana, la tratan y confeccionan sus prendas utilizando diferentes técnicas. Para ellas, la lana “es una materia prima que permite hacer muchos objetos y prendas diferentes. Podemos jugar con muchas técnicas, como el hilado, el fieltro, el shibori. La podemos combinar con otras fibras y también teñir. La lana es una fibra que nos permite crear lo que imaginamos y desarrollar nuestro arte en lo textil, decoración, calzados, interiorismo”.

DLANA
dLana comenzó hace poco más de tres años, siendo una ideaproyecto. Y a día de hoy, son un equipo multidisciplinar de personas que trabajan para crear moda cálida con alma, con el objetivo de recuperar y preservar toda la cadena de valor que genera la lana en nuestro territorio, como parte de nuestro patrimonio.Sus productos, que nacen desde las madejas de lana hasta el producto tejido, quieren mostrar la mezcla entre historia, naturaleza y amor, mostrando todo el proceso, desde la transhumancia con 600 años de antigüedad, como la historia de la industria textil que no sólo mantienen sino recuperan gracias a una producción local a través de pequeños talleres artesanales. El concepto de naturaleza viene dado a que trabajan con rebaños transhumantes, de ganadería extensiva, cuidadosamente
seleccionados y mostrando sus procesos y trazabilidad. Además hay que tener en cuenta la importancia de los movimientos migratorios de las ovejas que favorecen la conservación de montes, reduciendo la degradación de suelos y riesgos de incendios, siendo unas grandes colaboradoras en la lucha por el cambio climático.

IAIOS
Es un proyecto que nace a partir de la recuperación. Del aprovechamiento de máquinas tricotosas que tras la crisis textil en Igualada (Barcelona) estaban paradas, recuperando las hilaturas de una pequeña fábrica en Olot (Girona) se confeccionaron jersey tradicionales para gente joven, un producto con valores sostenibles y sociales. La materia prima surge de los retales y pedazos de diferentes fábricas de confección que se recogen y se convierten en un nuevo hilo regenerado de lana. Se separan los sobrantes por colores y se trituran para hacer “borra”, se mezclan diferentes colores para lograr un color idóneo.

Por: Montse Escutia y Beatriz Valdivia

Este fragmento forma parte de un artículo más extenso dedicado a la lana y publicado en el número 71 de la revista ‘The Ecologist’. Puedes conseguirla en kioskos o bajo pedido en la siguiente dirección: hola@planetamoda.org